Según un reporte de Diario El país de junio 17 del 2022 existe un escenario mundial en que nos encaminamos a la posibilidad de que muchos países se queden sin agua dulce y con suelos tan deteriorados que no podrían producir alimentos.
Siempre han existido sequías en la historia, pero los números indican que ahora son más frecuentes. En las últimas dos décadas han afectado a 1.400 millones de personas y han aumentado en número y duración en un 30%. Si bien África es el continente más afectado, no se libran los otros continentes, y en Ecuador, país rico en recursos hídricos (todavía) tiene zonas claramente desertificadas: zonas de la Sierra, de Manabí, Guayas, Santa Elena y El Oro. Para el año 2050 se estima que 75% de la población mundial podría sufrir falta de agua.
¿Qué se puede y debe hacer en el mundo y en Ecuador? Lo primero y más obvio es detener el deterioro ambiental. En especial la tala de bosques. Solo en la Costa han desaparecido cerca del 85% de sus bosques. Con ese nivel de deterioro es imposible sostener ecosistemas sanos y peor aún las fuentes de agua. Si bien es cierto el clima del Ecuador depende de corrientes marinas y amazónicas, también depende del efecto de la cobertura vegetal sobre los niveles de evaporación como parte del ciclo del agua. A menos bosques menos agua. Esa es una regla que se debe de cuestionar, además de que la pérdida de bosques también influye sobre la destrucción de los suelos, la erosión y la sedimentación de las cuencas hidrográficas.
En provincias como Manabí ya existe clara evidencia de sequías y la población lo tiene muy claro en diversos cantones. El problema es que muchos actores políticos quieren dar solución a esto con millonarias obras de ingeniería: más canales, derivadoras, trasvases, presas. Etc. Eso es un modelo que no tiene futuro. Lo que tiene que hacerse es reversar el daño y establecer buenas prácticas que encaminen la solución. Cuales son estas medidas:
- Establecer tareas de restauración activa y pasiva de bosques para frenar su desaparición.
- Establecer siembra de especies adecuadas en las riberas de los ríos para frenar la erosión.
- Fomentar buenas prácticas agrícolas y ganaderas que reduzcan el consumo de agua, mejoren el manejo y salud del suelo, reduzcan la disposición de químicos en las fuentes de agua, así como otros desechos. Fomentar prácticas agroecológicas y regenerativas.
- Establecer un sistema de conservación regional que preserve las zonas de bosques existentes como un tesoro que debe ser cuidado. Además, esas zonas urgen como bancos de semillas para la restauración.
- Fomentar la educación en la población para que comprenda la importancia de la conservación de las fuentes de agua.
- Monitorear el balance hídrico de las cuencas y la condición de sus aguas.
El problema es que para que los políticos es más fácil buscar dinero para financiar obra gris que para obras verdes. FONDAGUA estima que un programa efectivo de restauración de la cuenca del Daule costaría cerca de 300mm de USD en 30 años. Los síntomas de sequía ya son claros en el mundo y en Ecuador. Si alguien todavía duda es porque no quiere ver.
Autor: Giovanni Ginatta, Secretario Técnico FONDAGUA